Siempre se ha hablado sobre la creencia de que los lideres deben ser la fuente de respuestas y decisiones para todas las necesidades de los colaboradores y de las organizaciones. Sin embargo, ¿Qué sucedería si se generan espacios en los que los líderes son guías e inspiran a su equipo de trabajo a crear sus propias soluciones y que decidan por si mismos? La realidad nos demuestra que estos líderes son mucho más efectivos que los clásicos.

Existen varios modelos de liderazgo que han surgido con las exigencias del mercado día tras día. Aquellos que han optado por otorgarle a sus equipos la oportunidad de desarrollar su pensamiento, analizar y tomar decisiones de manera autónoma han obtenido un mayor crecimiento para la organización, mejores resultados integrales y desarrollo profesional de sus integrantes.

Un líder no necesariamente debe saber o tener la experiencia técnica u operativa, sino las habilidades de un coach. Al promover los pensamientos propios, el análisis y la implementación de las soluciones por parte de su equipo de trabajo, se promueve un crecimiento organizacional armónico y multidisciplinar. En este sentido, puede que lo importante no sea el “cómo”, porque hay muchas maneras de llegar a la misma solución, sino los espacios de diálogo que generen preguntas abiertas que provoquen en el equipo sus propias soluciones y objetivos alineados con las necesidades de la organización.

Potenciar las habilidades de gestión y decisión es la clave. Esto último es muy importante, puesto que entre más se aplica este modelo y se afianza en las estrategias de resolución de problemas, el equipo de trabajo va tomando consciencia y confianza de su propia capacidad de análisis y toma de decisiones, generando con ello un alto nivel de compromiso y constante estado de superación. Esto en esencia es muy lógico. Un líder normalmente no conoce la minucia del día a día en la operación, mientras que los colaboradores sí, y es con esta experiencia que se pueden tomar las mejores decisiones que más se ajusten a las circunstancias o necesidades del momento.

Es por ello, que la invitación es a generar espacios individuales o grupales en los que exista la confianza y el tiempo necesario para que, a través del conocimiento de cada eslabón del equipo de trabajo, se llegue a la conclusión o solución que mejor se aplique a la necesidad de cada compañía. Es esa cuota de motivación la que le brinda a cada colaborador la importancia que merece y busca en su participación profesional. Una vez se llega a construir un fuerte vinculo entre el líder y el colaborador, se puede incluso llegar a ser un mentor en el plano personal.

En conclusión, es importante ser conscientes que no solo aquellos líderes con puestos de mando son quienes tienen la mejor capacidad de resolución de problemas dentro del equipo. Puede ser incluso alguien sin cargo de jefatura quien tenga las habilidades y capacidades de sacar adelante cualquier eventualidad. La confianza es la clave del crecimiento, y como dice el proverbio chino “camina solo y llegarás rápido, camina acompañado y llegarás más lejos”.

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